Acerca de
La cara del moro
Historia de amor
Dice la leyenda que en tiempos en que las tierras alicantinas se encontraban bajo dominio musulmán, un califa árabe gobernaba la ciudad. Tenía una hija llamada Cántara, de gran belleza que, en cuanto cumplió la mayoría de edad, tuvo que desposarse.
No faltaron pretendientes que se presentaron a cortejar a la princesa; pero sobresalieron dos entre todos los demás: Almanzor, general cordobés y Alí, un joven apuesto y bondadoso. Al no saber a quién escoger entre ambos, el padre de Cántara decidió someterles a un reto consistente en tratar de impresionar a la princesa.
Rápidamente, Almanzor partió a la India para conseguir las mejores sedas y especias de allí. En cambio, Alí se propuso abrir un canal que trajese agua desde Tibi y de este modo, permanecería en la cercanía de Cántara. Así fue como Alí se ganó el amor de la joven.
Sin embargo, cuando Almanzor regresó con riquezas y exquisiteces, el califa, haciendo honor a su palabra, tuvo que concederle la mano de su hija a pesar del amor que había surgido entre esta y Alí. Con un dolor desgarrador, Alí se precipitó hacia el vacío desde un precipicio donde se abrió la tierra y empezó a manar agua de forma milagrosa. Este lugar es hoy el conocido Pantano de Tibi.
Abrumada por la tristeza y desolación, Cántara siguió el mismo destino al lanzarse desde la sierra de San Julián. Consecuentemente, desesperanzado por la gran tragedia, el califa murió de pena.
Cuentan que en ese momento quedó marcado para siempre el perfil del rostro del califa en la falda del monte Benacantil, emblema que se conoce hoy como La cara del moro. Por esta razón, los ciudadanos conmovidos por el romance decidieron unir los nombres de Alí y Cántara para denominar su población, Alicante.
Fuente: www.lugaresconhistoria.com